miércoles, 3 de junio de 2020

Oposiciones de orientación educativa: tema escrito


Buenas de nuevo, como ya comentamos en la anterior entrada relacionada con las oposiciones de orientación educativa (Opositar a Orientación Educativa) dentro de la fase de oposición tenemos que superar dos pruebas selectivas, la primera prueba consiste en la redacción escrita de un tema (parte B) y la resolución de un supuesto práctico (parte A) en un tiempo máximo de cuatro horas y media. El objeto de esta prueba es que los opositores y opositoras demuestren tener los conocimientos específicos (teóricos, técnicos y prácticos) de la especialidad de orientación educativa. En esta entrada vamos a comentar algunos aspectos clave sobre el tema escrito que os ayudarán en vuestra preparación.

En primer lugar, vamos a describir lo que dice la última convocatoria de oposiciones de orientación educativa en Andalucía (Orden de 05 de abril de 2018) y, en segundo lugar, vamos a hacer algunas aportaciones personales basadas en la experiencia como preparadores y en las opiniones de los miembros de los tribunales.

La parte B de la primera prueba consiste en el desarrollo por escrito de un tema elegido por el aspirante de entre los extraídos al azar por el tribunal, en razón al número de temas de la especialidad: cuando el temario de la especialidad tenga un número no superior a 25 temas, deberá elegirse entre tres; cuando el número sea superior a 25 temas e inferior a 51, entre cuatro, y cuando tenga un número superior a 50, entre cinco temas (especialidad de orientación educativa).

La primera prueba se valorará de 0 a 10 puntos, y se calculará realizando la media aritmética entre las valoraciones de las dos partes de la misma (supuesto práctico y tema), siempre que cada una de las puntuaciones parciales sea igual o superior a 2,5 puntos. Para la superación de la prueba, el personal aspirante deberá alcanzar una puntuación igual o superior a cinco puntos.

En la especialidad de Orientación Educativa tenemos 68 temas que para algunos opositores y opositoras supone un importante problema, incluso algunos excluyen algunos temas. Excluir es una mala opción, incluso si sólo eliminamos cuatro, que sabemos que siempre tenemos la opción de elegir el quinto (en el caso improbable que salieran los cuatro que no hemos estudiado). Es mala opción porque los temas no son válidos sólo para su escritura memorística sino que deben valer para comprender todos los aspectos teóricos y prácticos del trabajo del orientador/a y se aplican, a veces textualmente, en la resolución de supuestos prácticos y en la elaboración y justificación de planes y actuaciones. Por tanto, es más viable la opción de estructurar el temario en bloques temáticos interrelacionados y diferenciados. Estos bloques se conforman porque tienen muchos contenidos comunes, por tanto, el dominio del bloque nos garantiza que podemos redactar cualquier tema básico y después añadirle los aspectos intrínsecos del mismos. Pongamos un ejemplo, si realizamos un bloque temático sobre respuesta a las NEAE (TEA, limitaciones en la movilidad, diversidad funcional cognitiva, etc.) tendremos unos contenidos comunes (introducción, conclusión, escolarización, evaluación psicopedagógica y respuesta educativa, etc.) que habrá que moldear y matizar con los específicos de cada tema. Tenemos el mapa conceptual básico del tema que habrá que completar las adaptaciones de acceso, instrumentos de evaluación, programas de intervención, etc., típicos de cada NEAE.


Lo primero para desarrollar un buen tema escrito es tener claros todos los conceptos incluidos en el mismo, no tener dudas, no escribir memorísticamente aspectos no asimilados, para ello, consulta cualquier duda a tu preparador o preparadora. Una vez que hemos asimilado todos los conceptos es necesario organizarlos personalmente para conseguir una memorización comprensiva, con ayuda de esquemas, guiones o mejor mapas conceptuales (Novak y Gowin, 1984). En el desarrollo de nuestros temas vamos a respetar una estructura fija que respete los criterios de los tribunanes, por ejemplo: Título, índice, introducción, contenido del tema, conclusión personal y bibliografía.

Cada tema debe incluir el desarrollo de todos los contenidos reflejados en su título, pero además debemos tener en cuenta que estén bien secuenciados, argumentados técnicamente, actualizados, contextualizados y que tengan el suficiente grado de profundización. Evidentemente, incluirán referencias bibliográficas y normativas actuales y vigentes. Existen miles de temarios, actualizados menos, que contienen en su mayoría los aspectos básicos exigidos, pero es necesario darles un toque personal a través de la inclusión de aspectos de vanguardia, de aplicaciones prácticas novedosas y originales, etc. El mejor tema es el elaborado personalmente con la supervisión de un preparador/a cualificado y con experiencia.

La redacción del tema debe ser fluida, con un buen uso del lenguaje (coloquial y técnico), intentando evitar las repeticiones y las divagaciones. El tribunal está sometido a fuertes presiones de tiempo y agradece una lectura fácil, no farragosa.  A esa lectura fluida también contribuye una letra clara, legible y sin tachones. Por supuesto, las faltas de ortografía suelen penalizar la calificación de la prueba.

Por último, reseñar que es necesario tener programada y practicada nuestra forma de enfrentarnos a esta primera prueba, para ello es muy importante la organización de los tiempos (disponemos de 4 horas y media). Por ejemplo, podríamos dedicar dos horas al desarrollo del tema (es más memorístico), dos horas y quince minutos a la resolución del supuesto práctico (habrá que utilizar más la aplicación de conocimientos teóricos, técnicos y prácticos) y 15 minutos para repasarlo todo y completar posibles lagunas. También es esencial controlar nuestra capacidad de escritura (e intentar mejorarla), es decir, las páginas que podemos escribir en esas dos horas con las características caligráficas óptimas. Debemos ceñirnos a nuestras posibilidades, de nada vale un tema incompleto, es necesario resumir nuestros conocimientos y adecuarlos a nuestras posibilidades de escritura. Para ello, la práctica es esencial.

Un cordial saludo y ÁNIMO¡